La
tierra prometida de tu vida, ahora mismo
“esfuérzate y
se valiente; porque tu repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la
cual jure a sus padres que la daría a ellos”
Puedes estar
en el área correcta para tener éxito, pero hasta que tú reclames esa área y te
movilices hacia ella, no puedes poseer plenamente
todo lo que Dios ha prometido para ti.
¿Estás en
tierra prometida? ¿Estás en el campo de tus sueños? Si respondes no a esas
preguntas, puede ser porque tienes un falso concepto de lo que significa estar
en un lugar marcado por huellas del favor y la bendición de Dios.
Muchos de
los antiguos himnos de nuestras iglesias, hablan acerca de la “tierra de “Beúla”, “la tierra
de Canaán”, o “la tierra prometida” ellos hablan de una tierra maravillosa “allá”.
Muchas de esas canciones emergieron de una disposición mental de esclavitud,
pero han sido cantadas por décadas tanto por blancos como por negros. Aun en el
día de hoy le idea esta tan profundamente arraigada en nosotros que pensamos
que solamente podemos experimentar las promesas y las bendiciones de Dios en el
futuro, muy específicamente en el cielo.
Ese
pensamiento es erróneo desde un punto de vista bíblico.
Cuando los
israelitas atravesaron el desierto y llegaron a esos, amonitas, hititas, y una
gran cantidad de otros “itas” que no querían que ellos se establecieran en esa
región, mucho menos que tomaran el
control de ella. Los israelitas tuvieron que pelear muchas batallas a fin de
reclamar la tierra prometida que Dios tenia para ellos la tierra para la cual
Dios los había llamado, la tierra de Dios les había prometido, y la tierra que
Dios ayuda a conquistar la tierra prometida no era una tierra a la que iban a
entrar después de muertos. ¡esta era una tierra que ellos esperaban conquistar
envida!
Cuando
pasaste por la sangre de Cristo que fluye desde la cruz, en ese momento
entraste a la tierra prometida.
Alguna otra
persona puede estar hoy mismo ocupando territorio Que Dios tiene para ti, puede
estar el trabajo que Dios tiene para que
tú poseas, puedes estar viviendo en la casa que Dios a planeado que tu poseas,
pueden estar en el puesto que Dios tiene
para que tu ganes en las próximas elecciones; pueden estar ocupando el almacén
que Dios te ayudara a comprar. No obstante, tú estás en tu tierra prometida. El
señor te ha dirigido al lugar donde quiere que tú manifiestes su poder y su
grandeza.
Mantén en
mente que tú no arribaste a la tierra prometida de tu vida por ti mismo. Ningún
hombre israelita de los que cruzaron el
Jordán con Josué para reclamar la tierra que Dios había designado para él,
llego por sí mismo. Cada hombre llego a
la tierra prometida de tu vida por ti mismo. Ningún hombre israelita de los que
cruzaron el Jordán con Josué para reclamar la tierra que Dios había designado
para él, llego por sí mismo. Cada hombre llego a la tierra prometida con su
familia fueran sus padres, su esposa eh hijos. Su tribu, y otras once tribus
como un solo pueblo, su pueblo, su esposa
e hijos. Su tribu, y otras once tribus como un solo pueblo, su pueblo, su
“comunidad eclesiástica”.
La misma
verdad aplica para nosotros hoy. Tú no vienes a tu tierra prometida solo. Tú no
vienes a otras personas y el reclamo de tu tierra prometida continua
involucrando a otros. Incluye a tu familia. Mueve como familia, al territorio
Que Dios los está llamando a reclamar. Haz hecho a su pueblo en las escrituras.
Cada promesa no es para el futuro. Son para ahora.
Señala el
blanco, y entonces conquista una porción de tu tierra prometida hoy.